miércoles, 7 de septiembre de 2011

Decidir cada día... Un cuento para pensar

Un buen día una mujer se encontró con el bien, su motivo de la visita era para plantearle una idea para mejorar la vida en la tierra. El bien la llevó a un lugar para hablar y le preguntó cuál era su idea.
-Mi idea es que se siembre mayor cantidad de semillas de amistad y amor entre los humanos –dijo la mujer-para que haya menos odio y diferencias entres ellos.
Dios decidió cumplir la idea que esta mujer le propuso y sembró muchas semillas mas de amistad entre los hombres. Al poco tiempo las naciones dejaron de estar en guerra y la vida en el planeta mejoró.
Luego de un tiempo el mal enojado al ver esto decidió sembrar mas de su propias semillas: discriminación y odio. Al tiempo otra vez volvió a ser casi todo igual.
Al ver esto la mujer decidió volver a visitar a el bien, pero él no le quiso recibir porque lo que había hecho había sido en vano. Luego de insistir la mujer logró hablar con Dios y le dijo:
-Haz que los hombres puedan decidir libremente entre una cosa o la otra y así cada uno podrá elegir qué hacer.
-Pero mujer –contestó Dios- el hombre desde siempre pudo decidir por si mismo.
-Entonces –respondió la mujer- dales la sabiduría para que puedan elegir lo mejor.
Pero a la vez que el bien les daba sabiduría el mal ponía la ignorancia. Al ver que había fracasado, la mujer se desanimó. Al ver esto el bien visitó a la mujer y le dijo:
-El mal puso delante de ti el desánimo y optaste elegirlo, bien pudiste elegir rechazarlo.
Ahí la mujer entendió.
-Deseo que siempre haya personas que al elegir el bien, ayuden a otras personas a elegirlo también.
-Pues siempre esas personas estarán –le contestó el bien- como estarán las contrarias. Lo importante es lo que cada uno elija. Y lo mas importante es lo que cada uno elija hacer.
Desde ese momento, la mujer se propuso a ayudar y aconsejar a otras personas para que hagan el bien.

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